POEMAS
Como alguien que recién comienza a escribir poesía, estoy emocionado de compartir con ustedes algunas de mis creaciones. Aunque pueda sentir cierta inseguridad al compartir mi trabajo, también me llena de orgullo mostrar lo que he creado. Espero que disfrutes de cada poema tanto como yo disfruté escribirlos. ¡Gracias por acompañarme en este viaje poético!
La vaca saltaba sobre la luna
Mientras el mar giraba en bicicleta
El sol era una flor de chocolate
Que olía a lluvia y a cebolla frita
El cielo era un gato cantarín
Que tocaba la guitarra con la cola
Los árboles bailaban salsa
Y los pájaros jugaban a la rayuela
El viento era un elefante rosa
Que se balanceaba en la hamaca
El río era un espejo gigante
Donde se reflejaba una peluca
La luna era un queso gigante
Que caía sobre la tierra
Y los perros se vestían de astronautas
Para ir a pasear por las estrellas
Este poema no tiene pies ni cabeza
Ni sentido ni coherencia
Solo son palabras al azar
Que forman una loca experiencia.
Monotonía
Las mismas caras, las mismas voces,
los mismos lugares, la misma rutina,
una vida sin color, sin sabor, sin emoción,
una existencia tan vacía y tan pobre, tan ruin.
¿Qué sentido tiene seguir así?,
¿por qué seguir en esta vida aburrida?,
¿por qué no buscar algo diferente?,
algo que me haga sentir que la vida es verdadera.
Pero la monotonía me atrapa,
y no me deja escapar de su abrazo mortal,
me hace sentir que todo es inútil,
y que nada vale la pena en esta vida infernal.
Así que me resigno a seguir adelante,
con la monotonía como mi compañera,
porque a veces es mejor no hacer nada,
y simplemente esperar que algo suceda.
No sabes lo que esconde este rostro rojo.
No sabes lo que esconde este rostro rojo,
esta sonrisa forzada y este gesto torpe,
estos ojos cansados de llorar en silencio,
esta mente que grita pero nadie la escucha.
No sabes lo que esconde este rostro rojo,
este corazón que late con fuerza,
esta alma que se desgarra por dentro,
este dolor que me consume y me hace sufrir.
No sabes lo que esconde este rostro rojo,
este miedo que me paraliza,
esta angustia que me invade y no me deja respirar, esta tristeza que me acompaña día y noche.
No sabes lo que esconde este rostro rojo,
este secreto que guardo con celo,
esta herida que no cierra y sigue sangrando,
esta lucha interna que nadie conoce.
No sabes lo que esconde este rostro rojo,
esta persona que soy pero nadie ve,
esta verdad que no puedo contar,
este ser humano que quiere ser libre.
La Edad de la Furia
De repente, en pleno siglo veintiuno,
aparecieron dragones en el cielo,
su vuelo majestuoso y su rugido ensordecedor anunciaban la llegada de una nueva era.
La edad de la furia se desató,
y el mundo cambió para siempre,
la humanidad temblaba ante el poderío
de estas criaturas míticas y legendarias.
Los dragones arrasaron ciudades enteras,
devoraron cosechas y acabaron con la vida,
los gobiernos se desmoronaron ante su furia,
y la humanidad luchaba por sobrevivir.
Pero entre las llamas y el caos,
algunos encontraron la manera de domarlos,
y con paciencia y sabiduría,
lograron formar un vínculo con estos seres alados.
Así surgieron los jinetes de dragones,
una nueva generación de guerreros,
que luchaban por proteger a la humanidad,
con el poder de sus aliados escamosos.
La edad de la furia había comenzado,
pero con el tiempo, la humanidad aprendió,
a convivir con estos seres mitológicos, y juntos, construyeron un nuevo mundo.
AMIA
Oh, dulce Amia, mundo medieval,
de castillos altos y paisajes bellos,
en tus tierras la magia es real,
y los seres fantásticos son compañeros.
Tus ciudades son de piedra y de historia,
tus callejones llenos de secretos,
en tus plazas se reúnen los gremios,
y los caballeros protegen tus pueblos.
Los campos verdes y las colinas doradas,
son hogar de hadas y de unicornios,
los bosques sombríos y las cuevas encantadas, son el refugio de duendes y dragones.
En tus ríos hay sirenas y tritones,
y los mares son de leyenda y aventura,
los barcos parten a otros horizontes,
en busca de tesoros y de cultura.
La música es el idioma del corazón,
y los trovadores cantan en las tabernas,
las historias de héroes y de traición,
de amor, de magia, y de batallas eternas.
Oh, dulce Amia, mundo medieval,
de fantasía y de misterio profundo,
en tus tierras la vida es un cuento real,
y la magia siempre está a nuestro alrededor.
CALAVERA
Soy la calavera que habla,
el cráneo que aún piensa,
la muerte que no descansa,
y en la oscuridad se adensa.
Vengo a contar mi historia,
de cómo llegué a ser así,
una reliquia del pasado,
un recordatorio de fin.
Un día fui un ser vivo,
con sueños y esperanzas,
pero llegó la parca,
y me arrancó la vida sin pausa.
Ahora soy la calavera,
de aquel que un día fui,
un trofeo del tiempo,
un recordatorio de la huida.
No lloren por mí, mortales,
pues yo he alcanzado la paz,
en la muerte encontré la vida,
y en la quietud mi lugar.
Soy la calavera que habla,
el cráneo que aún piensa,
la muerte que no descansa,
y en la oscuridad se adensa.
QUERIDA
Querida hija mía,
eres la luz de mi vida,
la razón de mi existir,
la estrella que siempre guía.
Desde el momento en que te vi, mi corazón se llenó de amor,
y cada día desde entonces,
ha sido una bendición.
Te he visto crecer y madurar,
y cada logro que alcanzas,
llena mi corazón de orgullo,
y me hace ver lo lejos que has llegado.
Siempre estaré aquí para ti,
para apoyarte y ayudarte en todo,
y aunque a veces el camino sea difícil, nunca estarás sola en este mundo.
Eres mi razón de vivir,
mi mayor tesoro y mi mayor alegría,
y siempre te amaré con todo mi ser,
mi querida hija, por toda la eternidad.
.
Aunque el tiempo pase y las cosas cambien, nunca dejarás de ser mi pequeña,
la que me hacía sonreír con un abrazo,
y me enseñó el verdadero significado del amor.
Gracias por ser mi hija,
por enseñarme tanto en la vida,
por inspirarme a ser mejor cada día,
y por llenar mi corazón de tanta felicidad.
EL DUENDE
En un bosque de ensueño,
vagaba un duendecillo,
que buscaba entre la hojarasca,
letras para armar un nombre con brillo.
En su andar se topó con la L,
entre musgo y piedras enredada,
más adelante la U encontró,
en un río que brillaba.
La C estaba oculta,
en una cueva oscura y pequeña,
mientras que la I y la A,
en un claro de luna llena.
Al seguir su camino,
la N apareció sin querer,
en una rama solitaria,
que parecía un "Z" al revés.
Así juntó las letras,
y las ordenó con destreza,
formando el nombre que buscaba,
y lo nombró con gran belleza.
"Luciana", así se llamaba,
esa hada de tanta luz,
que con su magia y su encanto,
iluminaba el bosque y su cruz.
El duendecillo agradecido,
se postró ante ella con amor,
por haber encontrado las letras,
y haber hecho posible su gran honor.